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MÉTODO EMPÍRICO GENERALIZADO

Resumen y comentario del texto, Martínez Morales, Darío,Bernard Lonergan,  Un itinerario metodológico para la teología. En : Los métodos en teología, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2007. p. 81-100

 

Bernard Lonergan, 1904-1984, jesuita del Canadá. Se interesó en los métodos del saber científico, humanista y del sentido común. Desde ese ámbito aportó unas directrices para el quehacer teológico.

 

Parte de la crítica al aristotelismo y por ende a la teología escolástica. Valora el trabajo sintético de Santo Tomás de Aquino, pero como una respuesta a las preguntas y situaciones apremiantes de su ápoca. "La insensatez resulta de desconocimiento de las intenciones que animaron su trabajo y pretender repetir su teología hoy, como si las circunstancias se mantuviesen invariables" (Martínez, p. 83).  Si la época actual tiene sus propios problemas, entonces, acuñar la teología tomista puede convertirse en una tapia para el progreso de la teología.  En la actualidad, la misma doctrina aristotélica es vista con desconfianza. Lo mismo la escolástica. "Habían sido interpretadas como si fueran inseparables y constitutivas de la razón, pero, no son más que el resultado de una construcción intelectual condicionada, histórica y culturalmente" (Martínez, p. 83). De esta manera se desentroniza la lógica y se da apertura a una propuesta nueva. Aquí vale la pena hacer un comentario al respecto. No es parte del texto en cuestión, es un aporte personalísmo: parece ser que las circunstancias históricas han cambiado, pero las preguntas esenciales del ser humano persisten subyacentes a toda condición histórica. Y si ellas fueron las mismas que movieron a los clásicos y escolásticos, y otros, a hablar, entonces, su aporte todavía es actual y pertinente.

 

Las nociones de ciencia son distintas en Aristóteles y en las ciencias modernas. Para el estagirita, la ciencia es saber la correspondencia entre la mente y el objeto. Busca desentrañar la condición necesaria de las cosas. Y como saber necesario, se hace universal.  En cambio, para las ciencias modernas, se da poca importancia a la necesidad para hablar de verificación. Lleva el saber al laboratorio.  Para el primero, la ciencia arroja conclusiones ciertas y verdaderas. Pero para las otras, el verdad y la certeza son provisionales. Están en progreso continuo. En cuanto a la manera, Aristóteles le atribuyó a la metafísica la última palabra sobre las cosas. Los demás saberes se debían adecuar a los principios fundamentales de la metafísica. La ciencia moderna se basa en la observación, lleva sus premisas a la experimentación. Su camino parte en sentido contrario al de la metafísica. Aquí también vale hace un comentario al texto: para Aristóteles se llega a la verdad a través de la lógica. Santo Tomás es quien propone que la metafísica es la ciencia que permite llegar a la verdad. En ningún momento son la finalidad del discurso. Ellas son tan solo caminos de la razón para llegar al ser. No son el ser. Y en este sentido, la lógica para uno y la metafísica para el otro, son métodos para alcanzar la verdad. Y me parece que lo central de Lonergan es el método.  Tiene razón cuando dice que "Continuar pensando en la teología análogamente como una ciencia, solo es perpetuar una larga lista de nociones y principios engañosos" (Martínez p. 85 cita a Lonergan, 1969), pero no debe restar importancia a la lógica y la metafísica como métodos o caminos.

 

Para Lonergan, la historia crítica sirvió de grúa para sacar a la teología de la manera escolástica. La filosofías "trascendental, fenomenológica, existencialista, personalista, heideggeriana y marxista" sirvieron de instrumentos en el intento de responder de manera moderna a la pregunta por Dios. La filosofía sirve a la teología en "esclarecer el funcionamiento del pensamiento humano, y esclarecer las operaciones que el teólogo realiza cuando se dedica al quehacer teológico" (Martínez p. 87). Esta idea se concibe a partir de otra: la filosofía vista como teoría del conocimiento y epistemología. No es la filosofía del ser, sino del conocer. Que resulta una crítica a la filosofía clásica y medieval. "Las preguntas esenciales previas que esclarecerían la labor teológica tendrían que ser: ¿Cómo conozco algo? Una pregunta de teoría del conocimiento. ¿Por qué hacer eso es conocer? Una pregunta de la epistemología. ¿Qué conozco cuando conozco? Una pregunta metafísica" (Martínez p. 87). La pregunta metafísica se hará cuando las condiciones del conocer estén dadas.

 

La filosofía de Lonergan aporta el método trascendental. Este método resalta la labor del sujeto que lleva la experiencia de conocer al análisis. La subjetividad es la reflexión de los datos en la conciencia. Hay una sería de tareas de la subjetividad. Se distinguen en cuatro niveles: a) en la experiencia empírica se halla el sentir, percibir, imaginar, hablar y mover; b) en el nivel intelectual se dan los verbos inquirir, entender y formular cuanto se entiende; c) en la reflexión se da el reflexionar, sopesar, juzgar y configurar la certeza de las afirmaciones; y, d) la responsabilidad agrupa el delibrar, imperar y decidir. En esta última etapa el sujeto se vuelca sobre sí mismo para lanzarse a la acción. (Cf. Martínez, p. 89). Estos cuatro niveles y sus operaciones se llevan a cabo en unidad sincrónica y teleológica. "Para conocer le bien se debe conocer lo verdadero; para conocer lo verdadero se debe conocer lo inteligible; para conocer lo inteligible se debe atender a los datos" (Martínez p. 89).  Aquí también cabe un comentario al texto: Lonergan sitúa lo verdadero en el campo de los datos. Me imagino que se refiere a los datos en la conciencia, allí donde se realiza la subjetividad. Si esto es así, existe el peligro hermenéutico de la infinidad de sentidos y de la misma capacidad humana de solo aprehender algunos, no todos. Así pues, lo verdadero dependería del sentido actualizado en la conciencia y subjetivizado, sea cual quiera que sea  de  ellos dentro de la multitud. Parece ser que el bien y la verdad son un problema relativo.

 

El método es para este jesuita, un conjunto de operaciones que llevan a conclusiones progresivas o al progreso del conocimiento, y a la síntesis de ellos que a su vez servirán de base para arrancar de nuevo (resultados acumulativos).  Aquí vale la pena otro comentario: si el método es un "esquema de operaciones " (Martínez 89), y común a todo ser humano (Cf Martínez, p. 90), ¿por qué deslegitimar el esfuerzo aristotélico y escolástico? ¿Acaso no se erigieron desde el mismo esquema? Alguien puede replicar, y -¿Por qué quitarle importancia al quehacer actual?- lo que lleva a afirmar que, con el mismo ímpetu que se quiere valorar el saber actual se debe valorar el antiguo…aunque pertenezcan a contextos distintos.  También cabe preguntar por los datos del inconsciente humano, por la estructura psíquica y psicológica del sujeto.  Ahora bien, del método hay que resaltar positivamente su profunda vinculación con la normatividad. Los campesinos, por ejemplo, se ayudan mucho del sentido común. Y para ellos el tema de lo bueno y de lo malo es muy notorio y definido. El sentido de la responsabilidad, por ejemplo, es muy marcado en ellos. Esto permite concluir que sí hay una estructura cognitiva común a todos los humanos y que es trascendental. Que por ser trascendental permite establecer criterios de valor en quienes hacen ciencia y en quienes viven del sentido común.

 

El método trascendental también se llama "método empírico generalizado". Esto se debe a la anfibología que trae consigo la palabra trascendental. Se da este cambio pensando en la variedad de métodos de la ciencia. El método trata de buscar una base o conector común a todos los métodos. La filosofía reflexiona sobre el quehacer científico y sobre el sentido común. Logra establecer un vínculo común. Es allí cuando reflexiona sobre ese vínculo para proponer un saber común y nuclear que una todos los progresos y síntesis del saber y de la acción humana. Este vínculo se llama método empírico generalizado. En un ensayo sobre filosofía y religión, Lonergan concibe la filosofía como "metodología fundamental".  Este se divide en tres partes: a) Cognitiva; b) Epistemológica, y c) metafísica.  Entiéndase bien que para este autor, la función principal de la filosofía es establecer un método generalizado. O sea que su mira se pone en el método y no en la lógica. Antes de hallar la corrección o incorrección a un enunciado lógico, la estructura cognitiva sigue un orden metodológico. Por eso, la filosofía no debe preguntarse por los principios generales del ser, sino, del método.  Y aquí viene otra intervención sobre el texto: la metafísica de Aristóteles se pregunta por los principios del ser, Lonergan se pregunta por los principios fundamentales y estructurales  del método. Y en esto hay una gran diferencia.  El primero se pregunta por la verdad, el segundo por el orden.

 

La aplicación de dicho método a la teología se lleva a cabo así: dos directrices, a) estudiar la tradición teológica, y, b) hacer teología contextual. La primera directriz tiene  cuatro momentos: 1) investigar los datos; 2) Interpretar; 3) Recurrir a la historia, y, 4) Proceder mediante la dialéctica. La segunda, tiene otros cuatro pasos: 5) Fundamentar la teología; 6) exposición y adhesión a las doctrinas; 7) Traducción de la teología al contexto actual, y, 8) Comunicar el mensaje como Buena Noticia.  Aquí viene otra intervención sobre el texto: de estos procesos quiero resaltar el quinto.  El paso del fundamentar requiere la integridad y autenticidad del sujeto. Este momento se pregunta por el dinamismo del carácter trascendental del sujeto. Es decir, se pregunta por la fuerza de la Revelación en el sujeto y por el sujeto sometido a la s relaciones de poder, placer y saber. Es el punto adecuado para hablar de la constitución del sujeto. No se trata de la constitución cognitiva, sino estructural del deseo. Es aquí donde dialoga la Revelación en medio de lo real, lo simbólico y lo imaginario. Es el momento del diálogo entre teología y psicología.   

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